Inducción del parto
La inducción del parto es una práctica bastante habitual en futuras mamás primerizas, ya que son las que tienen más posibilidades de pasar las 40 semanas de embarazo y no tener síntomas de dar a luz.
En ocasiones, el parto se puede retrasar hasta las semanas 41 y 42 de embarazo, pero es algo que entra dentro de la normalidad. Además, las personas especializadas que llevan tu embarazo estarán revisándote continuamente para comprobar que todo va bien, por lo que no debes preocuparte.
Tranquila que tu bebé no se va a quedar dentro de ti para siempre. Sin ir más lejos, mi primer embarazo se retrasó hasta la semana 41 + 5 días, momento en el que me ingresaron para proceder a la inducción del parto.
Sin embargo, mi segundo embarazo, apenas se retrasó un par de días de la fecha prevista.
¿Qué es la inducción del parto?
La inducción del parto consiste en poner en marcha el trabajo del parto para que por fin puedas abrazar a tu bebé. Esta inducción se practica por diferentes motivos y cuentas con distintos métodos.
¿Por qué se realiza la inducción al parto?
Existen varios factores que pueden llevar a los profesionales de la salud a tomar esta medida, como son:
- Si tras 42 semanas de embarazo no se ha producido la iniciación al parto de manera natural.
- Si has roto aguas pero no comienza el parto.
- Si tienes infección en el útero (corioamniotitis).
- Si tienes diabetes.
- Si presentas hipertensión gestacional.
- Si existe preeclampsia combinada con la presión arterial alta.
- Si existe algún problema en la placenta.
- Si la cantidad de líquido amniótico no es suficiente.
- Si tu bebé no está creciendo correctamente.
- Cuando existe un desprendimiento placentario.
¿Cómo se realiza?
Existen varios métodos para llevar a cabo la inducción del parto, entre los que los profesionales de la salud, elegirán el más conveniente en casa situación. Los métodos pueden ser:
La ruptura de membranas
Este método consiste en la introducción de un dedo (de la persona especializada) en la vagina de mamá hasta que atraviesa el cuello uterino. Después, mediante movimientos con el dedo, se separa la membrana que une el saco amniótico con la pared del útero.
Al realizar esta separación, el cuerpo de mamá libera las hormonas prostaglandinas, que ayudarán a preparar el cuello del útero para el parto, desencadenando así las primeras contracciones.
Ruptura del saco amniótico
En este caso, la persona especializada, procederá a la ruptura del saco amniótico mediante una exploración vaginal y la ayuda de una especie de gancho de plástico. Tras la ruptura, si el cuello del útero está preparado, en breve dará comienzo el parto.
Administración de prostaglandina
Se trata de la introducción en la vagina de un óvulo vaginal o un gel con prostaglandina para favorecer la maduración del cuello uterino. Si se administra por la mañana, se esperará hasta la noche para comprobar si el cuello del útero ha madurado y se desencadena el parto.
También es posible que se realice la administración vía oral mediante un comprimido que contiene la hormona mencionada.
El proceso se lleva a cabo en el hospital y en ocasiones, también se administra oxitocina.
Administración de oxitocina
La administración de oxitocina se administra de manera intravenosa y de forma continua. Se empieza con una dosis baja y se va aumentando hasta que el parto evoluciona sin complicaciones.
La oxitocina, es la encargada de favorecer el comienzo de las contracciones.
Cada mujer, embarazo y situación son diferentes, por lo que serán las personas especializadas las que decidan si es necesario realizar la inducción al parto dependiendo de los síntomas de mamá y cuál es el mejor método.
Riesgos de la inducción al parto
Puede que en algunos casos, la inducción al parto no resulte exitosa y haya que proceder a realizar una cesárea. Algunos de los riesgos de la inducción al parto son:
- Inducción fallida: Si tras la realizar una inducción con cualquier método no se produce el parto vaginal, se tendría que realizar una cesárea.
- Frecuencia cardiaca fetal: Tanto la oxitocina como la prostaglandina, pueden provocar la contracción excesiva del útero, lo que conlleva una disminución de suministro de oxígeno al bebé y por lo tanto, una bajada en su frecuencia cardiaca.
- Posibilidad de infección: si al realizar la ruptura de la membrana no se produce el parto y pasa demasiado tiempo, aumenta el riesgo de infección para mamá y para el bebé.
- Rotura uterina: Aunque es muy poco frecuente, resulta una complicación grave, ya que útero se desgarra en la cicatriz de una cesárea anterior.
- Sangrado tras el parto: La inducción del parto puede provocar que los músculos del útero no se contraigan tras dar a luz, lo que puede conllevar un sangrado grave.
Gracias al personal sanitario y su profesionalidad, seguro que todo saldrá bien en caso de inducción al parto, ya que están totalmente preparados para cualquier situación y seguro que no te someterán a la realización de alguna inducción si conlleva peligro para ti o para el bebé.
Fuentes consultadas:
- https://www.mayoclinic.org
- https://kidshealth.org
- https://medlineplus.gov
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