Llegan las notas y… los suspensos

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Llegan las notas y el boletín de tu hijo o hija adolescente está llenito de suspensos… ¡Es un desastre! ¡Qué tragedia! ¡Te quedas sin vacaciones, sin piscina, sin playa, sin amigos, sin nada! ¡Esto es lo que te hemos enseñado en casa! …

Críticas, críticas y más críticas ante los resultados negativos de las notas, algo que puede ser muy muy perjudicial para la autoestima y desarrollo de estas personitas con las hormonas tan desestabilizadas.

Sí, personitas porque son adolescentes, no adultos. Personitas que están experimentando grandes cambios y lo seguirán haciendo durante un laaaaargo tiempo. Los adolescentes suelen ser considerados mayores para muchos aspectos y pequeños para otros tantos, por lo que se encuentran en una transición difícil, un momento de su vida en la que descubrir quién son, cómo son, qué quieren ser, cómo quieren ser y que… a padres y madres suele “traer de cabeza”.

La importancia de los resultados en las notas

Cuando los resultados de las notas son buenos, muy buenos o excelentes, tanto papá como mamá se enorgullecen, todo está bien y se respira tranquilidad.
Ocurre todo lo contrario cuando las notas han sido malas, muy malas o pésimas. Pero antes de poner el grito en el cielo, hay que preguntarse si hay algo más que los estudios tras esas calificaciones.

La educadora Sonia Díez, califica, en el proyecto “Aprendemos juntos” de BBVA en colaboración con El País, como una trampa fundamental en el ámbito de las notas de nuestros adolescentes, el hecho de pensar que “la evaluación es sinónimo de la medición” cuando esto no es así.

Uno de los mensajes que lanza la educadora a padres y madres dice: “Los padres no somos guardianes de nuestros niños”, indicando además que “los padres estamos llamados a querer, a amar profundamente a nuestros niños a acompañarles y a estar a su lado para que cuando ellos den un paso en falso, siempre tengan a alguien a quien acudir; Pero no estamos llamados a ponerles los peldaños sobre los que ellos tienen que transitar”.

Los adolescentes se equivocarán, tropezarán, se levantarán y volverán a equivocarse, ¿acaso tú como persona adulta no te equivocas? Claro que sí, y los errores están para aprender. Por ello, en el caso de las malas notas, necesitan sentirse apoyados, comprendidos y encontrar ayuda en ti.

Hay adolescentes que aprueban sin apenas esforzarse, sin embargo, otros, por mucho esfuerzo que pongan, el resultado de las notas  no es el esperado y es ahí, donde entra el papel de averiguar qué está pasando realmente.

Seguramente, el problema no erradique totalmente en un solo punto. No podemos echarle la culpa de las malas notas solamente a la falta de interés, las técnicas de estudio utilizadas o a la cantidad de distracciones que pueden tener (móvil, consola…). Tal vez sea el resultado de un conjunto de circunstancias que desconozcamos, como puede ser la relación directa que existe entre esas calificaciones y la salud emocional o bienestar de estos adolescentes.

Una tarea complicada para los padres, es encontrar ese punto de equilibrio en el que no le demos esa importancia extrema a las notas, pero que tampoco parezca que no son nada importantes. Un punto en el que, como padres y madres, entendamos que el hecho de enfadarnos o castigarles (que es lo primero en lo que pensamos) no sea lo más acertado, de hecho, puede llegar a ser muy contraproducente.

Piensa que si esas malas notas las vives como una tragedia, tu hijo o hija puede sentir que está fracasando en su labor, por lo que es el momento de abrirse a la conversación e intentar hacerles entender el motivo por el que estudian y que conseguirán estudiando.

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Averigua qué hay detrás de esos suspensos, pues no es lo mismo unas malas notas por no haber estudiado, que por algún tipo de bloqueo en el momento del examen e incluso acoso en el ámbito educacional (entro otros factores). En el primero de los casos, es evidente que hay que dedicar tiempo y esfuerzo, mientras que en los otros, puede ser necesaria la ayuda de algún profesional.

Ya sé que a veces es complicado hablar con nuestros adolescentes (lo digo por experiencia propia…), pero no hay que rendirse, pues aunque no haya feedback por su parte, su cerebro está procesando tus palabras y tal vez no sea ahora, pero mientras está labrando su camino, seguro que éstas, rondarán su mente constantemente.

Ana Isabel Manzanal, coordinadora del Área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), asegura que el que los padres tengan una actitud demasiado exigente ante las notas, crea ansiedad frente a los exámenes y obsesión por las notas. Además, indica el error que cometen padres y madres al pensar que los hijos e hijas, tendrán un mejor rendimiento académico si se les ejerce presión para hacer las cosas de manera correcta.

Cómo ayudar a un adolescente tras fallar en la evaluación

Como he dicho antes, no hay que hacer drama por unas malas notas o porque tu hijo o hija tenga que repetir curso, de hecho, y aunque no lo demuestre, estos resultados no serán de su agrado y el mismo acto de repetir ya sea un escalón de aprendizaje importante.

Seguramente estas malas notas conlleven frustración, rabia, desconsuelo e incluso una autoestima bastante baja y por ello, es importante que papás y mamás hagan todo lo que esté en su mano para cambiar estas sensaciones y convertirlas en aprendizaje positivo.

Es muy importante evitar decirle cosas que le perjudiquen aún más, como “te van a salir orejas de burro” y no caer en el error de hacerle sentir culpable, en su lugar hay que enseñarle a responsabilizarse.

Tampoco hay que darlo todo por perdido. Ha cometido un error, un tropiezo en el camino y tú, tienes que estar a su lado para ayudarle a realizar esos cambios necesarios para afrontar adecuadamente un nuevo curso.

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Cuando tú cometes un error en algo importante ¿te sientes bien? ¿cómo te sientes ante una situación de tirantez con otra persona? Pues a tu hijo o hija le sucede lo mismo, así que no te muestres distante y ayúdale a crear camino.

Los reproches sólo servirán para generar tensión, hacer que la rabia que pueda estar sintiendo se arraigue aún más a su interior y que la sensación de sentirse una persona fracasada emerja de su ser.

Evita los castigos severos, es decir, evidentemente una de las consecuencias de obtener malas notas puede ser el de restringirle algunos privilegios, pero necesitan su tiempo de ocio y el contacto con amigos y amigas. De hecho, piensa que cuando le prohíbes realizar su hobbie preferido, todo ese tiempo no lo empleará en estudiar, seguramente lo emplee en estar delante de la lección sin hacer caso y pensando en otras cosas.

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Crear juntos unos hábitos para el verano donde haya tiempo para estudiar, descansar y disfrutar. No conviertas el verano en un territorio hostil, pues de la felicidad, depende mucho ese camino que quieres para tu hijo o hija.

Animar y reconocer sus esfuerzos,  hacer que sienta un apoyo especial por parte de papá y mamá le ayudará a seguir esforzándose.

La adolescencia y asimilar las notas fallidas de las evaluaciones es complicado, no insalvable.


Imágenes: Rawpixel en freepik, katemangostar en freepik y Alissa de Leva en Unsplash.

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