Tengo un hijo adolescente ¡socorro!
Tener un hijo adolescente conlleva, en más o menos medida, situaciones en las que puedas perder los nervios, y es que, que tu hijo o hija quiera tener la razón siempre o te discuta todo cuanto le dices, puede llevarte a un estado poco agradable.
Vivimos en una época donde la tecnología es parte importante de nuestro día a día y aunque es un bien muy beneficioso, para la mayoría de los adolescentes se traduce en “influencers”, “youtubers”, “streamers”, “tik tokers”… donde lo que ell@s digan se convierte en la verdad absoluta.
Pero antes de perder los nervios, hazte estas preguntas “¿cómo era yo a su edad?” “¿qué pensamientos tenía?” “¿qué pensaba de mis padres?”
Ten en cuenta, que tanto el estilo de vida como el modelo de educación han cambiado mucho con el paso de los años y para poder ayudar a tu hijo o hija adolescente a pasar esta etapa lo más feliz posible, tienes que adaptarte a esos cambios.
¿Qué edad se considera como adolescente?
No sé si habrá llegado a tus oídos, pero yo he escuchado muchas veces la frase “verás cuando tu hijo cumpla 15 años y entre en la edad del pavo”.
Pues esta frase puede que tuviera su parte de certeza hace algunos años, pero la realidad de hoy es algo diferente.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), puedes considerar a tu hijo o hija adolescente, entre los 10 y 19 años (son unos cuantos añitos…)
La clasifican de la siguiente manera:
- adolescencia temprana: entre 10 y 13 años
- adolescencia media: entre 14 y 16 años
- adolescencia tardía: entre 17 y 19 años
No sólo es una etapa dura para los padres
El inicio de la adolescencia (en muchos casos) suele coincidir con el paso del colegio al instituto y es un añadido más a todos esos cambios que se avecinan, tanto físicos como psicológicos o sociales.
Cambios constantes que muchas veces provocan a tu hij@ inseguridad e incomprensión, y es ahí donde entras tú de manera fundamental (aunque tu adolescente no te lo haga saber) para ofrecerle tu apoyo y comprensión.
En esta etapa, tu hij@ empezará a explorar un mundo totalmente nuevo.
Todos estos cambios se producen más intensamente en la primera etapa de la adolescencia y según vaya creciendo, sus pensamientos irán cambiando, al igual que su baremo en la importancia de las cosas.
El físico y la adolescencia
Por norma general, uno de los primeros cambios es la preocupación por su aspecto físico. Su imagen ante los demás es muy importante, y más si tienen un perfil que mostrar en las redes sociales, lo que les hace “despistarse” de otras cosas (como pueden ser los estudios).
Ponte en su lugar y piensa que la importancia que le puede dar tu hijo o hija a ese horripilante punto negro que le ha salido en la mejilla, o a ese “enorme y gigantesco” grano en la punta de la nariz que sólo se aprecia con un telescopio, es la misma que le puedas dar tú a recibir una nómina a final de mes.
Por eso, según los expertos, es importante que tu hijo se sienta comprendido por ti.
No menosprecies sus preocupaciones por muy minúsculas o “tontas” que te puedan parecer, pues puedes provocar un efecto muy negativo.
Los límites en la adolescencia
Dentro de esta comprensión y apoyo que tenemos que tener con nuestros hij@s adolescentes, también hemos de establecer unos límites.
Pero es eso es algo que sólo tú puedes decidir.
El Dr. Andrew Garner, miembro del comité de Aspectos Psicosociales de la Salud Infantil y Familiar de la Academia Americana de Pediatría (AAP), comenta el trabajo que hemos de hacer los padres ante los impulsos y las emociones adolescentes:
“lograr que bajen el ritmo y ayudarles a reflexionar sobre lo que están haciendo”
Como dato curioso, según cuenta el Dr. Garner, las distintas partes del cerebro se desarrollan a ritmos diferentes y esta discrepancia de desarrollo es la que explica el comportamiento de los adolescentes.
Mi experiencia con un hijo adolescente
Siempre intento contarte mi experiencia en cada post, y este no iba a ser menos.
Mi hijo tiene 13 años y la verdad es que nunca ha sido muy extrovertido, pero se ha superado a sí mismo.
No habla nada, y mira que le preguntamos de manera amigable y amena por cosas cotidianas como el instituto, sus gustos, etc, pero nada oye, la mayoría de sus palabras se reducen a “sí, bien, no lo sé y… tengo hambre”. Es tal su nivel de introversión que incluso hablamos con el pediatra para que nos derivase al psicólogo y nos aconsejase un poco, pero resulta que para poder tener cita con este especialista, es el instituto el que debe realizar un informe para su atención…
Por supuesto, también tiene sus momentos de «enfado» provocados por esas hormonas que no dejan de hacer de las suyas… pero además, las notas empiezan a no ser tan buenas, y eso que en casa le preguntamos sobre el tema estudiado y se lo sabe perfectamente. Esto es lo que nos ha llevado a hablar con los profesores y orientadores, los cuales, tras hablar en varias ocasiones con mi hijo, han llegado a la conclusión de que tiene una muy baja autoestima… ¿pero cómo es posible, si nosotros siempre le enviamos mensajes positivos?…
De momento, nosotros seguimos ofreciéndole nuestro diálogo y apoyo, motivación en todo aquello que realiza y no nos rendiremos hasta que él crea en sí mismo.
Pues hasta aquí mi post de hoy, donde te cuento a grandes rasgos la etapa de la adolescencia.
En próximos artículos profundizaré en temas más específicos sobre esta etapa de nuestro hij@s.
¿Te interesa algún tema específico sobre la adolescencia? Cuéntamelo!!
